lunes, 28 de noviembre de 2011

Tributo a un profesor de matemáticas (de sociales, claro)

sábado, 26 de noviembre de 2011

Noite

Camiño Santiago de Compostela - Fisterra
Huele aquí tan bien la noche...
Y mi sombra, fundida con la suya.
Pesa, sombra, el alma.
Pesa bajo sus ojos de estrella.
Pesan los pasos.
Pesan las lágrimas.
Y huele a frío.
Y huele el humo.
La húmeda sombra.
Mi sombra.
Su sombra.


sábado, 19 de noviembre de 2011

¿VERGONZANTE o AVERGONZADOS?

Ratzinger - el-Tayeb
Palestina - Israel

Korea del Norte - Korea del Sur

Estados Unidos - China
Estados Unidos - Venezuela

¿Censura? Sí.
Censura, sobre la paz.

martes, 15 de noviembre de 2011

Sed; Soneto I

Camiño Santiago de Compostela - Fisterra

Sed, persiste en este río si te vas,
Clavada en mis retinas. Sangraré,
Sobre los cuatro vientos, gritaré:
Robaste mis suspiros; ya no estás.

Buscar, en mi vista y así verte atrás.
Y mientras, con las nubes, lloveré.
Que aunque desvistas al sol, esperaré,
pues solo tú, a mi invierno, matarás.

Olvidar, en tus noches de desvelo.
En tu pecho, cada dormido aliento.
Cada voz hendida en mi pensamiento.

Y vigilan ya las lágrimas del cielo
A éste, mi ennegrecido vertedero,
color de tu pelo y amargo "te quiero".

lunes, 14 de noviembre de 2011

Al habla el mero espectador

Camiño Santiago - Fisterra
Al habla el mero espectador,
pues hoy corre aire de muerte
y huye del viento su olor.

Rasgan los rayos la suerte...
No sé si tras los negros cristales.
No sé si más olvidada.
No sé si menos fuerte.

Quizás nos olvide al alzarse,
usted:
alma, cabeza, frente de nadie.
Quizás más hundido,
Quizás ya sin hambre

Me preguntan tantas lágrimas...
y beben, beben solo mi sed.
Escondida, en mis manos, la lástima.
Tranquilo, no les conteste.
Tranquilo, no la soltaré.

Y,
yo.
El mero espectador.
El mero espectador,
al habla.
Y,
hablaba.
Hablaba de usted,
hablaba de "adiós".
Adiós con mi embriaguez de estrellas.
Adiós con dolor en el aliento.
Adiós, hundiendo las uñas en la aspereza
de dormir, de que ya no despertará, de vivir sabiendo.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Arrepentimiento. Pesadumbre. Desazón.

Fuera luces. 
Dentro acción.


Casi no queda espacio para gritar, pero no se clava otra cosa más que el chillido de mis tímpanos. Creo que se me han perdido los sentidos, incluso como para intentar buscarlos. En las esquinas descansan montañas de mis ojos abiertos, pupilas penetrantes que me calan por dentro. De hielo grisáceo. Creo que me congelo. Culpa. No soporto más miradas. Que se cierren todos. Que se mueran. Que los mate. Que me olviden. Quiero girar, girarme, pero las paredes dan vueltas conmigo. Que se paren. Joder. Que se paren. Ya ni siquiera encuentro el interruptor para encender la luz. Se me ha olvidado dónde están las ventanas. Ya no recuerdo nada. No puedo echar los chillidos fuera. No sé cómo. No puedo deshacerme de la sangre de mis tímpanos y no puedo sentarme. Todo corre demasiado como para quedarme quieta. Todo late. Me empuja. Los latidos me increpan. Creo que me se hincan sobre mí. Creo que se hunden y creo que me caigo. Me da miedo caer. No veo a dónde. No veo nada. Me ven a mí. Ya sé que taparme los oídos no vale de nada. Los ríos fluyen por dentro. Quiero esconderme. Esconderme de mí. Pero no puedo. 
No.