Éste fue el cinturón que ciñó blancas sonrisas.
Éstas las lágrimas que en ríos enfriaron nuestras tiernas frases.
Los corceles blancos se vieron ennegrecidos por densas nubes oscuras.
Y aquellos pétalos que cubrían el camino se macharon.
Fue el viento.
Y con él volaron aquellas futuras palabras, sonrisas y besos.
Las palomas mensajeras perdieron tus promesas.
Y las mías ascendieron por el profundo cielo.
Y apagaron esa estrella. Y esa playa. Y apagaron la noche entera.
Y de un musgo tupido se cubrió el recuerdo.
Y nuevas flores nacieron.
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