(1)
el aire gime cuando huye pero
susurra
si se acerca
el silencio mental
de tantos días
acarrea consigo una vida plena
piel mar y aire:
a todas luces he debido mentirme
para poder desprenderme de mí
así
así
(2)
la mentira ya sólo ataca
a ciertas horas del día
sólo
cuando luces y sombras
se filtran rojas castañas
suaves
amarillas:
mentira contorneada
embrutecida
desde el otro lado del cristal
mentira en mí
como el hijo muerto
que todavía se transporta dentro
al que todavía agarran desesperadamente las vísceras
porque en el fondo intuyen que este
ya ni siquiera trata de
partir
(3)
las palabras desfilan flexibles
ligeras:
dan rienda suelta
una vez más
al siempre consabido diálogo
aquí puedo dormir callar morder
morir sobre el papel:
cuadro eterno
el de las palabras unas detrás de otras
labrado por demasiadas generaciones
como para juzgarse corrompido
dormida callada mordida muerta
exhibo como mía la palabra
por lo que me corresponde
como humana
estas letras
huellas de mensajes de otra época
cubren y esconden
recatadas
otro cuerpo
que no esperaba nacer vestido
(4)
la palabra falsa
puede ridiculizarse
hasta tornarla invisible:
la ocupación que aquí me retiene
se centra en esta actividad
pero la mentira
– palabra falsa
privada de nombre –
sabe vengarse ofendida
de cada una de las partes de mi cuerpo
poseyéndolas
ahora
habiendo descubierto
que no puedo pertenecerme
proclamo que mi verdad
debe ser esta
la invisibilidad consiste
en ridiculizar la palabra escrita
hasta descubrir en ella su incapacidad
para la salvación
(5)
los electrodomésticos
todos estos aparatos que llenan el espacio
hacen resonar
a lo largo de las paredes de mi casa
un ruido que es fácilmente confundible
con la lluvia
goteo leve pero constante
agua ligera
fría
la tormenta continuará hasta mañana
en mi recreado paraíso natural razono
sobre lo liviano
de la mentira
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