Clavada en mis retinas. Sangraré,
Sobre los cuatro vientos, gritaré:
Robaste mis suspiros; ya no estás.
Buscar, en mi vista y así verte atrás.
Y mientras, con las nubes, lloveré.
Que aunque desvistas al sol, esperaré,
pues solo tú, a mi invierno, matarás.
Olvidar, en tus noches de desvelo.
En tu pecho, cada dormido aliento.
Cada voz hendida en mi pensamiento.
Y vigilan ya las lágrimas del cielo
A éste, mi ennegrecido vertedero,
color de tu pelo y amargo "te quiero".
Que bien. Es dificilísimo hacer un soneto buen hecho, según entiendo, y este es francamente admirable.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Mahiakeff
¡Hay que reconocer que llevó su tiempo, sí!
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Mahiakeff.
¡Un abrazo!
Isa