martes, 7 de febrero de 2012

Sin más. No sé.


Sin luz... De negro vestida, esta jaula pinta más grande. Oscuridad son solo prendas.
Sin saber de mis ojos, yazco. Este infinito se mofa de mis costras de envidia. Se burla por ser observado; el deseo de una febril mente con demasiadas noches, pero sin dormir.
Tengo los sesos irritados de sus ladridos de hiena. De que sea suya y no mía la libertad.
Envuelta en las ropas de cien mil agujeros, sudo. Me ahoga respirar esta mentirosa inmensidad.
La que yo quiero.
Pero,
luces de neón vomitan su reflejo sobre la ventana. Una. Una y otra vez. Menos, pero irremediablemente infinitos. Arrojando sobre mi ser el recuerdo del existir.
Con miles de miles y más murmullos me matan viviéndome. Siempre la noche olvida junto a mí el recuerdo.
De
piel,
muro.
De 
prisión,
soledad.

Ojalá vivieses en oscuridad, 
y no aquí;
no yo,
Amor.

2 comentarios:

  1. "Ojalá vivieses en oscuridad,
    y no aquí;
    no yo".

    Me gusta mucho. Mucho, mucho.

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  2. Jo, muchas gracias, Luisa ¡Así da gusto!

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