lunes, 4 de abril de 2011

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Hace tiempo que duelen mis plumas,
Quién sabe si no quedan ya.
Hoy preguntan por mis alas, pero
Nadie contesta. Nadie mira atrás.
No sé si es una mano helada o la falta
De manos, de nada.
Tropezaremos de nuevo con el mármol nevado,
Lo saben, sí, pero no opinan. Quizás ni supiesen.
La nieve es frío hueco, quisiera hallar esa finalidad.
La del tarde, del pronto,
Mas el ocaso brilla este amanecer, como la luz
De la noche, de lo profundo. La luz
De todo lo que falta. La luz
De mis alas, tus alas, de plumaje.
Luz de lágrimas. Oscuridad de sol.
Como cuando la brisa contiene el aliento para obviarte,
Como girasoles que enfocan tierra ahumada.
Quién sabe si es la sequedad. Quién sabe si una risa muerta.

Duelen por piedras.
Duelen por el aire.
Duelen por uñas.
Duelen por mañana.
Duelen. Quién sabe.

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