martes, 5 de julio de 2011

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Me dijiste "no creo tu reflejo,
ni en tus labios, ni los besos que en tu aliento se pierden al mirar".
Y yo, a base de espejos,
te enmarqué a la luna y a esa estrella que ni se dignaron a asomar.
Y así, a ventana abierta,
que con las cenizas que rebolotean al aire confesé: quise fracasar.
Mas, sé
que entre laberintos
de cemento, piedra o tierra,
perseguiré del gato a su negrura para salir de este zarzal.
Y a los tropezones, 
pues tus huellas no abandonan la figura que dejaste a cada esquina de tu caminar.
Y caídas y sudores,
y lágrimas de asfalto, 
pero que me caiga un rayo si no te he dicho la verdad.
Que no, que no me he rendido.
Ni lo haré jamás.

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