viernes, 27 de mayo de 2011

Literatura barata (vol. 1):

Es curioso que todos los que hemos sentido, si puedo englobarme en este grupo, amor, sepamos lo que es sin saber explicarlo verdaderamente. Digo que no sabemos porque para cada cual es algo distinto, como todas las emociones. De mis experiencias personales, comunes, ajenas y más lo leído, he llegado a la conclusión de que es una especie de dolor continuo y agudo; pero tan profundo, que se convierte en necesario y atrayente; tanto, que despierta un hambre voraz, insaciable, de ésa que cuanto más alimentas, más aumenta. Y duele, en lo bueno y en lo malo, porque cada indicio de problema levanta una capa de miedo y tristeza, y el problema en sí, dolor e incertidumbre, la dolorosa incertidumbre del futuro en soledad. Eso es el amor cuando no llega o se va, las lágrimas de Melibea son las de cualquiera que sienta o haya sentido ese terrible nudo en la garganta al despertarse por la mañana y caer en la cuenta de que a tu ilusión se la ha llevado la dureza del desamor, ¿qué hacer? Porque lo peor es que afloran los recuerdos, los deseos de futuro, el afilado echar-de-menos… Y para cuando te das cuenta, reviven los besos que diste y no has dado, y los abrazos recibidos, y las noches con sus estrellas o sin ellas. Todo lo ajeno parece demasiado bello cuando no se tiene; divino, cuando se ha perdido. Sobre todo la felicidad. El amor proporciona un tipo de felicidad irrecuperable; única, supongo, para aquellos que la suerte les ha dotado con determinado tipo de personalidad, a cada uno la alegría le es proporcionada por acciones distintas; pero, personalmente, sólo con una persona en el mundo he sido feliz y gracias al amor. Sí, soy una adolescente y me canso de escuchar que no sé de amor, pero sé tanto o más que cualquiera de los que me lo han dicho.

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